"Pero nuestras evocaciones han terminado; desde las lejanas costas volvemos a la vieja ciudad castellana. Por la ventanilla de este sobrado columbramos la llanura árida, polvorienta; el aire es seco, caliginoso. Suenan las campanadas lentas de un convento. Castilla no puede ver el mar." (Castilla, p. 90)
No hay comentarios:
Publicar un comentario